La carta, tanto de comidas como de bebidas, es el reflejo de la personalidad de tu restaurante. Por eso, es esencial que el diseño y el contenido de estas vaya acorde a la imagen que queremos que nuestros clientes perciban de nosotros. No es la primera vez que hablamos del diseño de la carta de tu restaurante, pero esta vez nos centraremos en cómo elaborar la carta de vinos perfecta.
No es necesario que la carta contenga los vinos más caros ni el mayor número de referencias para ser buena. La clave principal es realizar la selección de vinos disponibles en función de las características del local, la ubicación del mismo y el público objetivo.
Selección de vinos
El primer punto a tener en cuenta a la hora de empezar el diseño de nuestra carta de vinos es el tipo de menú que ofrece nuestro restaurante. Así, en caso de que hablemos de un asador de carnes deberían predominar los vinos tintos; al contrario, en restaurantes de pescado la mayor oferta sería de vinos blancos.
Una vez decidido qué tipo predominará en nuestra carta de vinos tendremos que pensar qué cantidad de referencias y denominaciones de origen es la adecuada para nuestro restaurante. Esto dependerá de muchos factores, pero principalmente de la capacidad de almacenamiento de nuestro restaurante. No tiene sentido acumular referencias si no tenemos las condiciones de conservación adecuadas para que no se pierda la calidad.
El diseño de nuestra carta de vinos ya tiene una orientación definida, es hora de seleccionar los vinos que finalmente ofreceremos en nuestro restaurante. En el caso de disponer de un sumiller en nuestra plantilla, esto será su responsabilidad. Sin embargo, esto no es lo habitual, por lo que tendrás dos opciones. En primer lugar, puedes solicitar asesoramiento de un sumiller externo.
Otra de las posibilidades es contar con el asesoramiento de tu distribuidor. En Bedoya contamos con el personal adecuado para aconsejarte y ofrecerte aquellos vinos que mejor se adecúen a tu restaurante.
Diseño de la carta de vinos
La estructura más común en el diseño de una carta de vinos es la clasificación en función del tipo de vino. Luego, ordenados según el consumo a lo largo del menú. En primer lugar se ofrecerán los vinos blancos, seguidos por los rosados y después los tintos. En último lugar irán los espumosos y los dulces.
Dentro de cada categoría los vinos deberán ir ordenados en función de su denominación de origen.
Dependiendo del tipo de restaurante, podemos añadir una selección de vinos internacionales o destacar aquellos de la región en la que se encuentre nuestro local.
A la hora de detallar las características de cada vino de nuestra carta, tendremos que tener cuidado de no saturar al cliente con demasiada información si nuestro público objetivo no es experto en vino.
El precio de nuestros vinos
A no ser que se trate de un local especializado en vinos, el protagonista del restaurante debe ser su oferta gastronómica. Un precio demasiado elevado del vino puede quitarle protagonismo al menú y disminuir la demanda de comida.
Además, una buena experiencia en un restaurante puede verse perjudicada si el cliente se ve obligado a consumir un vino de gama inferior al deseado a causa de un sobreprecio.
Un punto a tener en cuenta a la hora de añadir los precios a la carta es no apilarlos uno debajo del otro, lo que facilitará al cliente buscar los precios más bajos. En cambio, colócalos al lado del nombre del vino o de las imágenes de la botella. Evita también utilizar el símbolo del euro y los precios redondos.
Teniendo en cuenta estas claves, la elaboración de la carta de vinos para tu restaurante será mucho más sencilla. No olvides que la última decisión la toma el cliente y será basándote en su opinión como acabarás creando la carta de vinos perfecta. Mientras, puedes contactar con nosotros, que te resolveremos todas las dudas que precises.
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