Aceitunas de película

Enteras, deshuesadas, rellenas de anchoa, pimiento o ajo, amargas, dulces, saladas, en rodajas, partidas, verdes, negras, aliñadas con un sinfín de aliños… las aceitunas, además de ser el fruto originario a partir del cual se extrae el tan preciado aceite de oliva del mediterráneo, es por sí misma un aperitivo, a la vez que un ingrediente, extraordinario en la gastronomía.

Su delicado tacto, junto con el sinnúmero de sabores que es capaz de interpretar, lo convierten en el actor principal y secundario del drama culinario. Y la función sigue así:

Imagen de apertura. Antes de comenzar no puede faltar una jarra de cerveza bien fría acompañada de una ración de aceitunas verdial con pimientos, ajo y especias. Es la actriz del momento. Ha protagonizado numerosos papeles a lo largo y ancho de los bares y terrazas de la costa mediterránea. Su dulce sabor se fundirá con el amargo de la cerveza despertando el paladar para la trama de sabores que se avecina. Y para captar la atención de aquellos que gozan de las puestas en escenas espectaculares, con grandes persecuciones, disparos, explosiones y, por qué no, algún desnudo, nada más atrevido que unas sofisticadas banderillas de aceitunas, jamón serrano, jamón york, queso y palitos de cangrejo para dejar a los espectadores-comensales bien sujetos a sus asientos.

El primer acto. El film gastronómico ya ha comenzado. Nuestro protagonista está sumergido en su mundo. Y no es otro que la ensalada. De aquí pueden surgir historias tan dispares como la inmensidad de ensaladas que cuenta con aceitunas en su reparto. Sin ir más lejos, encontramos la oscarizada ensalada campesina lorquina, de tomate, queso, jamón york, lechuga y, por supuesto, aceitunas. Y si el film es de la Europa del Este, ten por seguro que la película va de rusos: patatas, mayonesa, pimientos, zanahorias, atún y… se me olvida algo ¡ah, claro! la discreta aceituna. Estos rusos son tan poco habladores. Pero claro, en este tipo de argumentos influye mucho el genio del director de la cocina. Si lo tuyo es el cine independiente, aventúrate en el mundo experimental de la ensalada. Esta vez la historia la escribes tú, con la certeza de que el resultado está garantizado.

El punto medio. La trama se ha puesto un tanto peliaguda. No hay que correr el riesgo de aburrir al espectador ¡Es el momento de un giro en los acontecimientos! Aquí los buenos se vuelven malos y los malos… deliciosos. El personaje misterioso se revela, confiriéndole un toque exótico y sofisticado a la escena. Y en la película, ese papel lo interpreta la singular Coca de verduras con gouda de cominos. Pimientos rojos, berenjenas, harina, aceite de oliva, tomates de pera, queso gouda de cominos, pimienta negra molida, cebollino fresco y, su arma secreta, aceitunas negras deshuesadas. Ahora puede ocurrir cualquier cosa. Lo único seguro es el deleite de los comensales.

El clímax. A estas alturas hemos reído, hemos llorado, incluso nos hemos enamorado. Pero todo tiene un final. Nuestro protagonista ha salvado a su amada y los malos están acabados ¡Salvo uno! (Claro, si es que siempre queda uno). El broche de oro del film lo pone el postre. Y a pesar de todo lo ocurrido hasta ahora, un mal final puede amargar el paladar, haciendo que toda la velada se precipite sin remedio sobre un mar de infamia culinaria. Pero, ¿cómo?, ¿un postre de aceitunas? ¡¡Aberración!! No tan rápido. A veces cuando parece que todo está perdido, el protagonista recuerda algo que aprendió en su turbulento y oscuro pasado y que es la moraleja de esta historia: En la cocina todo es posible. Y ese “oscuro pasado” es el color pardo de las Trufas con chocolate y paté de aceitunas negras que harán las delicias de público y crítica. Un delicado y apetitoso postre de chocolate negro, cacao amargo, crema de leche de soja, mantequilla y paté de aceitunas negras que hará brotar las lágrimas de los paladares más obstinados.

¡Y se acabó! Ahora tú público se fundirá en un extasiado aplauso sin fin. Es posible que feliciten a todo el equipo de rodaje y producción: chefs, pinches, camareros, e incluso al portero. Pero ten por seguro una cosa: ¡Volverán a ver la película!