5 recetas saludables para después de Navidad
Al fin ha llegado el tan ansiado momento: ¡La Navidad se ha terminado! Hostelero deja aún lado tus deseos homicidas y renuncia a la idea de convertirte en ermitaño porque enero pone fin a las prisas, el ajetreo y el bullicio. Adiós a las infernales cenas de empresa, a los interminables encuentros entre amigos y al beodo de la pandereta ¡Ah, qué ese sigue aún ahí! Bueno, nadie dijo que iba a ser perfecto. No obstante, por lo demás no tendrás que preocuparte hasta dentro de once meses… a no ser, claro está, que a las grandes cadenas comerciales se les ocurra inventar una segunda Navidad.
Pero mientras esto ocurre o no, ha llegado el momento de disfrutar del desahogo que produce la temporada post-vacacional. Y lo que es aún mejor: ha llegado el momento de la venganza ¿Recuerdas a tus comensales tarareando eso de “Dulce Navidad”? Si, si, muy dulce es la Navidad… pero con regusto amargo, porque eso que asoma en el vientre de tus comensales no es la tercera joroba del camello de Baltasar, sino que son las mariscadas, los solomillos y el jamón que tantos dolores de cabeza te han dado estas fiestas.
Más allá de contemplar con vil sorna a tus desdichados comensales, recuerda la máxima de “donde hay una necesidad, siempre hay una oportunidad”. Así que escríbete en la frente las palabras “Gorditos a mí” y sustituye los suculentos platos de tu menú por las alternativas saludables y poco calóricas que a continuación te vamos a mostrar.
Tapa de banderillas con anchoas o boquerones
Auténticos bocados de nostalgia que rememoran los veranos pasados y recuerdan los que están por venir, y dado que tus clientes desean olvidar su situación actual, no hay nada mejor. Además, su elaboración es tan sencilla como acompañar la tradicional banderilla de aceitunas, pepinillos, cebolletas y pimiento rojo con una pequeña anchoa o boquerón. Así obtendrás un delicioso aperitivo, bajo en calorías y muy rico en nutrientes.
Ensalada invernal de frutas
Irónicamente, hasta hace unas semanas tus comensales no querían ni oír hablar de frutas y verduras y ahora serían capaces de denunciarte a sanidad si cada plato que les sirve no lleva en su composición estos ingredientes. En respuesta a éste caprichoso cambio de mentalidad, os presentamos éste plato elaborado con naranjas, kiwis, fresas, plátanos, diversos brotes, nueces y queso, todo bañado por una ligera capa de vinagreta de frutas ¿No querían sopa?
Rollitos de col rellenos de carne y arroz
Este plato es para aquellos que, a pesar de sentir remordimientos por los excesos carnívoros navideños, son reacios a renunciar a la carne. No obstante de la ración de verduras y hortalizas no se libran. Para elaborarlos, prepara un relleno de carne picada, arroz hervido, cebolla frita, sal y pimienta; envuelve este compuesto con hojas de col hervidas para obtener los rollitos y luego fríelos en aceite de oliva virgen extra hasta que queden bien dorados. Por último, cocina los rollitos en cualquier tipo de salsa baja en grasas, como la salsa de tomate ¡Ale, ya se pueden tirar el “rollo” de que están comiendo sanos!
Albóndigas de pavo con pimientos y champiñones
Al igual que el plato anterior, este también es para aquellos que hacen de la carne una religión en la que las verduras son el diablo. Para ello, prepararemos estas albóndigas rellenas de pavo, arroz hervido, ajo y huevo, las cuales serviremos junto con tiras de pimiento rojo y champiñones laminados. Todo ello bañado en una salsa elaborada con zanahoria, cebolla y pimiento verde pochados y mezclados con harina y agua ¡El crimen perfecto!
Ensalada de pimientos asados
Esta opción culinaria es ideal para comensales altamente frustrados y pesimistas, que al igual que Jorge Manrique en sus coplas, consideran que “Cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Así que, para responder a sus súplicas, volvamos a enviar el paladar de estos a un platónico verano de sabor. Para hacerlo, toma unos pimientos asados y combínalos con un poco de cebolla. Luego alíñalos con vinagre y aceite de oliva virgen extra. Si observas demasiado cabizbajo al comensal, puedes añadirle un poco de atún y verás cómo sus ojos se iluminan al igual que los de un niño la mañana del 6 de enero.
Y hasta aquí nuestras sugerencias para hacer frente a los deseos de tus desconsolados comensales. Mientras tanto, disfruta del desasosiego post-vacacional y, sobretodo, de sus lamentos, que eso de “mal de muchos, consuelo de tontos” está sobrevalorado.
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