El aceite de oliva, el oro del mediterráneo, es quizás uno de los alimentos más codiciados en el mundo desde la era de los grandes imperios hasta la consolidación de las sociedades modernas. Ya en la antigua Grecia era considerado un manjar divino concedido a los hombres por la gracia de Palas Atenea, diosa de la sabiduría y la civilización.
A lo largo de la historia, el cultivo y la producción de éste don celestial ha estado asociado a las grandes civilizaciones como símbolo de gloria y poder. El Egipto de los faraones, la Grecia de la razón, el poderoso Imperio Romano, el bello Al-Ándalus…, todos ellos concedieron una importancia trascendental al cultivo de la oliva y a su posterior transformación en aceite.
Sin embargo, el aceite de oliva no sólo era utilizado con un fin alimentario, sino que estaba presente en la elaboración de cosméticos, perfumes e, incluso, en la propia medicina. En este último caso, los beneficios para la salud y el bienestar de las personas son debidos a la multitud de propiedades que alberga la extraordinaria composición del zumo dorado de la oliva.
- Por un lado, su alto contenido en ácido oleico, una grasa mono-insaturada, ayuda a regular los niveles de colesterol, produciendo una disminución del llamado colesterol malo (LDL) y un incremento de los niveles del colesterol bueno (HDL), previniendo así una multitud de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión y la formación de placas de ateroma y coágulos sanguíneos, al tiempo que mejora la salud de las paredes arteriales.
- Es una fuente de vitamina E, vitamina que previene la oxidación de la LDL, junto con el ácido oleico, evitando la formación de placas de ateroma o arterioscleróticas y permitiendo el correcto flujo sanguíneo a través del sistema arterial.
- Posee un alto contenido en polifenoles y carotenos, que desarrollan una importante función antioxidante en el organismo, previniendo el envejecimiento celular y también la formación de células cancerosas, evitando el desarrollo de diferentes tipos de cáncer, como el de mama y colón, cánceres que en España tienen una menor incidencia que en el resto de países de Europa debido al mayor consumo de aceite de oliva en la dieta española.
- A nivel del aparato digestivo, ejerce una función protectora, reduciendo los ácidos de la mucosa esofágica, al tiempo que frena y regula el vaciado del estómago al duodeno y disminuye la acidez gástrica, por lo que desciende la probabilidad de aparición de úlceras gástricas.
- Otros efectos beneficiosos son la mejora de la absorción de calcio, lo que previene la osteoporosis, la regulación de la glucemia, que tiene un especial interés en personas diabéticas, la mejora de las funciones cognitivas, efecto antiinflamatorio, función laxante, etc.
Por todo ello, se recomienda consumir diariamente unos 30 gramos de aceite de oliva, aproximadamente dos o tres cucharadas.
No obstante, no todos los aceites de oliva son precursores de todos estos beneficios. Algunos aceites de olivas de baja calidad pueden llegar a ser contraproducentes para la salud de los consumidores debido a su alta acidez, condicionada por el índice de ácidos grasos libres, y a su baja concentración de ácidos oleicos.
Esto depende en gran medida del tipo de aceitunas de las que procede el aceite y, lo que es más importante aún, de su proceso de extracción. Así, encontramos el Aceite de Oliva Virgen Extra, un aceite de gran valor nutricional, con un gran potencial para la salud del consumidor debido a alta concentración de ácido oleico y a su baja acidez, como es el caso del Aceite de Oliva Virgen Extra Cortijo Bedoya
En próximas entradas trataremos las distintas formas de utilizar el aceite de oliva y platos típicos ricos en este apreciado producto.
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