Al fin ha llegado el tan ansiado momento: ¡La Navidad se ha terminado! Hostelero deja aún lado tus deseos homicidas y renuncia a la idea de convertirte en ermitaño porque enero pone fin a las prisas, el ajetreo y el bullicio. Adiós a las infernales cenas de empresa, a los interminables encuentros entre amigos y al beodo de la pandereta ¡Ah, qué ese sigue aún ahí! Bueno, nadie dijo que iba a ser perfecto. No obstante, por lo demás no tendrás que preocuparte hasta dentro de once meses… a no ser, claro está, que a las grandes cadenas comerciales se les ocurra inventar una segunda Navidad.
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