Los bares y restaurantes de Málaga reciben una gran afluencia de turistas
Nada representa mejor la Navidad que sus sabores: el del jamón curado, el del queso y embutidos caseros, el del espumoso cava, el de los dulces bombones y mantecados, el del vino y los licores, el del pavo asado, etc.
Pero por encima de todos esos deliciosos sabores, existen otros que no pueden ser degustados con los sentidos, sino con el alma y el corazón. Son el sabor del cálido hogar natal, el de la familia y amigos sentados en una misma mesa la noche del veinticuatro, el de los hijos deshaciendo en incontables pedazos el papel carmesí de los regalos y el de los ancianos padres recibiendo la inesperada visita de sus hijos y nietos. ¡Es imposible imaginar ningún otro sabor tan maravilloso!
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