La hostelería de Málaga ya se está sumando a esta tendencia
¡No podemos negarlo, nos encanta comer! Desde aquel primitivo homo sapiens que, hastiado de perseguir mamuts, colgó su lanza y se dijo a sí mismo “se acabó lo de malcomer una vez al día, me voy al bar”, hemos inventado infinidad de excusas para acudir a un restaurante a ponernos las botas: el desayuno, el tentempié de media mañana, la pausa para el café, el almuerzo, la segunda pausa para el café, la hora del té, la merienda, las cervezas después del tajo (sin duda la comida más importante del día), la cena, la re-cena, etc.
Y así, creíamos que nuestra voraz jornada alimentaria era perfecta, que era imposible hacerlo mejor… pero nos equivocábamos: ¡Faltaba el Brunch! (¡Dios bendiga a la humanidad!).
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