La alimentación, la actividad más primitiva y determinante para la existencia de la vida, es un hábito mutable que ha ido evolucionando ligado íntimamente a cada especie biológica. Han cambiado los tipos de alimentos, las formas de manipularlos y hasta el propio fin de ésta.
Lo que antaño fuese una mera respuesta a la necesidad innata de subsistencia, el ser humano hoy la ha transformado en un medio para saciar sus placeres sensoriales e, incluso, otros más profundos y complejos: las emociones y sentimientos.
Los aromas y sabores tienen el don de evocar, a través de nuestros sentidos, cualquier momento pasado y, con ello, despertar el más puro sentimiento de nostalgia en nuestro interior.
¿Quién no ha viajado atrás en el tiempo con el olor de la carne haciéndose en un vivo fuego de leña o con la imagen de las llamas danzando y abrazando cada centímetro de ésta? Son exactamente estas extraordinarias sensaciones, que van más allá de los sentidos, las que todo comensal busca alcanzar con cada bocado.
Sensaciones que viven en el sabor, aroma y textura del Lomo Asado a la Leña Bedoya.